jueves, julio 07, 2005

Nostalgia

Anoche tuve un sueño que me remontó a mi infancia. Especificamente a la edad de 12 años. En esa época vivía en santiago y tenía más amigos que dientes en mi boca. El sueño me hizo recordar las caras de mis amigos, que con el tiempo, se me habian ido olvidando. Y con ello, al despertar comencé a recordar las aventuras y juegos que realizábamos. Vivía en un pasaje en forma de P. entrada larga que llegaba a una rotonda con una plaza al medio, alrededor, todas las casas pareadas e iguales. Me gustaba ese lugar, era tranquilo y seguro y ademas estaba constituido la mayoria por familias jóvenes con hijos de mi edad, asi que no tenía como aburrirme. Todo el día jugábamos afuera, en la plaza, no como los cabros de hoy encerrados viendo todo el día Fox Kids o jugando Playstation. Con cajas de zapato, recuerdo, haciamos las famosas "ratoneras", con subidas y orificios la intención era que el otro no le achuntará con su bolita o bolón, cada uno con una bolsa llena de estas preparado para vencer y mejorar la puntería. En ese barrio di mi primer "combo". Pedrito, un amigo regordete o macizo para su edad me tiraba agua con su pistola sin parar, yo enojado lo agarre del cuello e inconcientemente le di un gancho que fue a parar justo a su nariz. Mal. Para peor ese día era el cumpleaños de mi vecina, y minutos antes de ir, llega el padre de Pedrito con él todo envendado, mi madre sintió que no me podia dejar inpune, asi q me castigo sin ir al cumpleaños. Lo mejor fue que Daniela pasó la mayor parte de su fiesta en mi casa. je. Algunas veces nos ibamos todos al Jumbo en donde habían como gran novedad en ese tiempo, mini-carros, y jugábamos toda la tarde a perseguirnos por entre los pasillos como si fuéramos autos de carrrera hasta que chocabamos con un inexperto guardia. En esa casa tuve mi primer negocio, y mi primer socio. El rentable y exquisito negocio de las "cabritas". Los 100 gramos de maiz nos costaba 140 pesos y con eso sacabamos 2 ollas llenas, comprabamos unos cartuchos de papel de diferentes tamaños y por ende diferentes precios, y listo! furor, colas de niños afuera de mi casa. Todo bien hasta que nos agarramos con mi socio, y en mala. Seguimos como amigos pero nos recomendamos mutuamente nunca más trabajar juntos. La noche más "mágica" de mi infancia, por asi decirlo fue cuando aprendí a andar en bicicleta. todos los que sabian me apoyaban y en cosa de dos horas estaba pedaleando sin parar. Esa noche todos dimos vueltas a la plaza hasta altas horas de la noche. Fue increible. Ya con la habilidad adquirida, despues jugabamos a las "callecitas" en donde haciamos de nuestro entorno una mini ciudad con semáforo imaginario y discos pare incluidos. A lo más pelicula gringa. Halloween era una fecha especial. Todos nos producíamos con nuestros mejores disfraces caseros y saliamos a recolectar dulces. Dos semanas estábamos comiendo caramelos y dulces. Lo pasabamos la raja, jugando y comparando el peso de nuestras bolsas para ver a quien le habia ido mejor. Si de baile y música se trata, eramos fanáticos de Garibaldi, y con nuestras amigas y amigos haciamos coreografías o inventabamos nuevos pasos. A veces, cuando queriamos comprar algo nos ibamos sin el permiso de nuestros padres a un negocio que se encontraba como a 4 cuadras de nuestro sector. Ibamos con 100 pesos y volviamos con los bolsillos llenos. Aunque yo lo pasaba muy bien, mi madre no. Las cosas en la casa no estaban de lo mejor. Necesitaba un cambio. Asi que de un día para otro mi madre dijo: Nos vamos a Viña. A mi se me cayó el mundo. No me cabía en la cabeza dejar a mis amigos y ellos tampoco lo creían. Aun recuerdo la ultima vez que jugamos a las "callecitas" a modo de despedida todos dimos vueltas en nuestras bicicletas hasta que nos dolieron los tobillos y yo con lágrimas en los ojos me tuve que despedir de ellos y de todos los buenos recuerdos que allí había tenido. Creo que los vi 2 veces más tiempo despues, pero ya no era lo mismo. La infancia había pasado y cada uno ya estaba en lo suyo. Me encantaría verlos de nuevo. Sobre todo a Daniela. Me imagino que será de ella ahora, estudiando o trabajando, o con hijos. Toda una mujer. Nunca me he arrepentido de haberme venido a Viña, soy feliz, no lo niego, pero echo de menos esa edad, sin preocupaciones, sin dramas ni vicios, libre y contento. Pero hoy desperté feliz, Despúes de más de 10 años. Anoche me subí denuevo a esa bicicleta y di vueltas sin parar. Y me ví a mi. Y a mi amigos , pero como son en la actualidad, casi pareciendo que todos justamente anoche, nos hubiéramos puesto de acuerdo y en forma de sueño o no, con barba o con terno, hubiésemos jugado y reido como lo fue ese tiempo. Tiempo feliz.

3 comentarios:

pomelo dijo...

cuando aprendi a anadr en bici, no pare durante dias. Llegaba del colegio y dale con la bici hasta que me llamaban a cenar y dormir.
Ahora con suerte ando en bici 1 vez al mes y no recuerdo mucho mi infancia. Me dio gusto leer parte de la tuya y recordar: que esos tiempos son maravillosos, sobretodo ahora que nos damos cuenta que la infancia dura poco y que la realidad y la adultez nos van comiendo lentamente.
un beso grande galobcito!!!! que gusto me da pasar por aqui y leerte.

Fab Llanos dijo...

yo tengo una sensación de pérdida cuando me acuerdo de mi viejo barrio. Tengo casi 32 y me fui de ahi a eso de los 21. Ya todo estaba en el comienzo de una inminente decadencia. Los padres de mis amigos ya se hacian viejos. Mis amigos, la mayoria fracasados a su manera. No hay nadie de mi generacion que se salvara de la cuadra.... Bueno, si. Puede ser que yo, pero eso esta por verse. Tambien echo de menos los primeros calugazos en la reja de mi casa, las primeras fiestas quinceanyeras y las idas al potrero de al lado a elevar volantines y a hacer "campeonatos de cross" con mi benotto "con tunning". Chucha. Es que me entran hasta ganas de llorar.

Roberto Arancibia dijo...

Lindo post Galo, cuando se escribe desde adentro salen estas cosas así, tal cual.
Un abrazo.
Y pa cuando nos vemos?