sábado, agosto 19, 2006

La Europa sudaca. Aunque no debería decir eso ya que no conozco el viejo continente, pero igual me la juego. La Arquitectura, lo colonial, la diversidad, la cultura y la entretención son unos factores a tener en cuenta. Invitado por mi padre (enhorabuena), nos embarcamos el 4 de Agosto hacia la capital vecina. No fui en busca de gas ni a entablar nuevas relaciones diplómaticas, sino como un simple y mortal turista. A las 9 am me encontraba cruzando la gran puerta automática del aeropuerto. Todo esto de viaje internacional era nuevo para mi. Me sentía mas perdido que la Ochoa en una biblioteca. A las 14 horas aterrizé en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza Ministro Pistarini de la gran ciudad de Buenos Aires. Más de 15 millones de jetulios metidos en la tierra del tango y Maradona. El viaje al hotel fue sin pestañeos, admirando todo lo nuevo que estaba delante de mis ojos. Rápidamente hicimos el "check in" (wwaaaa) en el hotel y salimos - mapa en mano - a caminar. El destino ya estaba establecido, el lugar era por culpa del avión. Estabamos cagados de hambre. "SIGA LA VACA" se podía leer en la gran muralla junto al rio de puerto Madero. Ufff, imaginense un restorán filete donde se puede comer todo lo que te quepa en tu humanidad. O sea, Buffet. Como diría la Reina, quedamos con el ombligo pa' juera. Terrible de Jennifer.

BROADWAY

En la noche y ya en el hotel, mi padre se encontró con un amigo de él que nos invitó para ir a ver la Moria Casan y a la Nicole niuman (pronunciado che) al teatro Broadway. "Los locos mandan" se llamaba la puesta escena repleta de luces, risas y mujeres. Y qué mujeres. Simplemente excelente los shows. Digo con 's debido a las distintas rutinas magistralmente preparadas. Un mago chanta pa cagarse de la risa. Unos sketch webiando a Kischner o a Maradona. Unos monólogos de la Moria alucinantes y unos bailes tipo Bimbambum que te dejaban con 4o de fiebre. Y sin respiros. Uno tras otro. La cagó. El metro es cien veces mas humilde que el de Santiago. Más viejo, más oscuro y más chico. Pero es pintoresco y tiene su misticismo. Después de esa travesía llegamos al Zoo de Bbaa. Bueno, pero no espectacular. En la tarde caminamos horas y recorrimos librerías. La "Ateneo Splendid" es como se jacta su nombre. Un anfiteatro LLENO de libros catalogados por temas y categorías en el cual puedes tomar uno de ellos y sentarte en los tantos sillones o en el café que se encuentra en el interior del local. (la foto habla por si sola). El paraíso de la furiosa. En la noche me sentía intranquilo y yo sabia porqué...

SAN TELMO Y LA 12.

San Telmo, haciendo un acercamiento, sería como una mezcla entre Barrio Brasil y Nuñoa. Una cosa así. Famosa por su feria de antigüedades los Domingos y por su arte callejero fue lo que nos sedujo. Lleno de gente, principalmente turistas (y ojo, muchos turistas argentinos que venían a conocer la capital) y show artísticos. Un grupo de Jazz, un payaso, el viejo bueno pal tango, la mina quieta durante horas hasta que el ruido de la moneda la libere o un hombre en zancos colmaban la fauna de la pedregosa avenida peatonal. Luego de sus buenas pastas con una Quilmes bien helada nos dirigimos a uno de mis destinos mas preciado: La Bombonera. El estadio de Boca Juniors. Pero no era una simple visita guiada. Sino al partido numero 1 del campeonato de apertura. Partido: Boca - Banfield. Llegamos 1 hora antes y ya estaba la patá. Para mi mala suerte no quedaban entradas o eso nos dijeron los parcos pacos. Yo quería puro matame. Pero de pronto, por mi izquierda aparece un tipo ofreciéndonos unos tickets a un precio de reventa ($6000 pesos chilenos costó).

Medio desconfiado de la procedencia legítima del trozo de cartón, terminé cediendo igual. Y valió la pena. Aparte de que a mi viejo casi le da un paro cardiaco subiendo las interminables escaleras, todo fue excelente. Como vibran nuestros vecinos con este deporte. De lujo, hasta Maradona estaba en su depto del estadio. Obviamente me traje la camiseta jaja. Tremendo día.

TREN DE LA COSTA El tren de la costa es un simpático viaje a bordo de un vagón elegante y turístico. Este se abre paso por los mejores barrios del norte de Buenos Aires y bordea el Rio de la Plata. Unas casas de lujo, calles de piedra y plazas colmadas de vegetación. Su estación final es Tigres en donde se encuentra el Parque de la Costa (una especie de Fantasilandia) y el Casino “Trilenium” que se parece a nuestro casino de Viña del mar. El tren pasa y se detiene por 10 estaciones, en donde cada una posee entretenciones, restoranes y artesanía. La más popular es San Isidro, que posee un Open Mall y un excelente restorán en donde disfrutamos de sendos platos típicos. Entretenido e imperdible paseo. Al final de este trayecto uno puede subirse a un catamarán y navegar por la costa. El último día nos dedicamos a pasear y comprar todas las leseras exigidas por nuestra familia. Heyy! Somos dos hombres, no teníamos ni una gana de cansar nuestras ya adoloridas piernas en los grandes malls de la capital. Pero bueno. Buenos aires es una ciudad muy entretenida, con mucha cultura y vida nocturna. La arquitectura es simplemente espectacular y la gente ídem. No hubo taxista con el que no tiráramos la talla y nos riéramos de lo lindo. Las mujeres... mmm hay de todo, pero las que son lindas, puta que son lindas. Con maletas hechas y regalos por doquier, nos empezamos a despedir de baires. Yo simplemente miraba por la ventana del avión y me despedía de la ciudad. Tengo que volver. A estudiar o a trabajar pero volveré. La majestuosa Cordillera de los Andes se asomaba bajo nuestros pies. Un espectáculo maravilloso. Increíble, en menos de 3 horas ya estaba de vuelta en mi país, y en menos de 6 días me había enamorado de esa ciudad. De la ciudad de anchas avenidas, del tango callejero, de adoradores de Maradona, de arquitectura europea y de Carlitos Gardel.